Tenemos la
intuición (queremos tener la experiencia) de que la muerte, la limitación y el
fracaso no tienen la última palabra ni en nuestra vida ni en nuestro mundo. De
que es la Vida la que acaba pronunciando su palabra y su liberación. Con esta
intuición, con esta experiencia convertidas en lema (“Via Crucis, Via Lucis”)
celebramos este año la Pascua Joven en Nazaret (Alicante).
Participaron
en ella 64 jóvenes de entre 16 y 18 años de las Escuelas San José de Valencia,
acompañados por 4 profesores de las Escuelas y por otros 11 adultos,
compañeros/as de camino, la mayoría de ellos de la Comunidad Ignacio Ellacuría.
Además, dos compañeros jesuitas y cinco niños entre los 9 meses y los 8 años de
edad.
Cuatro días
de Semana Santa de celebración, de contemplación, de reflexión, de diálogo, de
encuentro, de convivencia, de ponernos a tiro de Dios y de los otros, de este
mundo hermoso que, atravesado por la cruz y la injusticia, merece también ser
salvado. En nuestra memoria de esos días: el lavatorio de los pies, el
testimonio de nuestros amigos de Nazaret (entregados en el servicio a los más pobres),
la oración acompañada en la Hora Santa, los talleres (del pan ácimo, de la
esperanza desde Perú, de la eucaristía, del canto, de la oración), el relato
del miedo ante las matanzas en Argelia, el Camino de la Cruz (el de Jesús en
Jerusalén y el camino, hoy, de los crucificados de nuestro tiempo actual), los
oficios del Viernes, aquella oración en la playa de Alicante por la noche, los
reencuentros del Camino de Emaús, la luz renovada de la Vigilia Pascual, y la
Fiesta final de Resurrección, toda alegría.
También desde
aquí queremos agradecer, de corazón, la generosidad y la disponibilidad de
nuestros compañeros y compañeras del Colegio Nazaret, que nos volvieron a
acoger este año, poniendo su centro a total disposición de esta experiencia
joven, por su apoyo en cocina e infraestructura, por su testimonio de fe y de
servicio, por su presencia cercana y cómplice: en fin, por seguir constatando
con su vida, ante estos 64 jóvenes, que el descompromiso, la muerte y el
fracaso jamás tendrán la última palabra.