Había
una vez dos castañeras que iban al colegio a dar castañas a los
niños buenos.
Pero
había una niña que se llamaba Ainoha y que les robaba las castañas.
Las
dos castañeras estaban tristes y un niño que se llamaba José
Manuel les dijo que las iba a ayudar intentando hablar con la niña.
Le dijo a Ainoha que les devolviese las castañas y que seguro que
las castañeras la perdonarían y que así no se sentirían tristes.
La
niña se sentía culpable y les dijo a las dos castañeras que lo
sentía mucho.
Las
dos la perdonaron y una de las castañeras le dijo:
-No
llores, te daremos castañas como a los demás niños y niñas del
cole.
Se
perdonaron y fueron muy amigas.