
Los objetivos fueron promover el aprendizaje emocional a través de la identificación de sentimientos y emociones. También se trabajó la capacidad de expresar dichas emociones, y de percibir y entender las de los demás.
Con los talleres se observó un aumento de la autoestima de los jóvenes, una reducción de su agresividad, prevención de consuctas adictivas y una mayor conexión con su entorno.
Para ello se utilizó una metodología tanto de técnicas activas (improvisación vocal e improvisación instrumental) como de técnicas receptivas (visualizaciones guiadas con música, trabajo con canciones y trabajo con mandalas), que además les hicieron pasar un buen rato juntos.
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